Más
que una Tradición surgida en los entornos del Liceo Guatemala, uno de
los Centros Educativos más importante del país, ésta venta de panes
tostados al carbón, es en la actualidad la competencia arrolladora,
para los Restaurantes de Comida Rápida, que ya empiezan a preocuparse.
Por Antonio Moran del Cid
Fotografía Jervin González
En un área que no va más allá de tres
cuadras a la redonda, se sitúan estas ventas de comida rápida, donde el
menú es tan escueto que no brinda más de cinco opciones ¡pero qué
opciones!
Los Shucos, como usted sabrá querido
Lector, es la palabra degenerativa de sucio, pero cuando se habla de
estos Shucos, estamos hablando de una especie de Hot Dog, a mi parecer
perfeccionado, pues nuestro repollo, cocinado a la chapina, acompañado
también por su guacamol, que no es más que el Dip que se obtiene del
aguacate y el pan que se tuesta a las brasas del carbón, llevan su
elemento principal como: la salchicha, el chorizo o la longaniza, que
con unas cuantas gotas de la salsa hecha con Chile cobanero, ya no se
puede resistir un poco más, la degustación de este sabor tan
guatemalteco.
Es aquí, donde se confrontan muchas
situaciones en primer lugar, la hora, luego el hambre, el corto tiempo,
después el estacionamiento y el amontonamiento de gente, en espera de
sus sagrados shucos y su Agûita.
Entran en juego las emergentes
soluciones, que tienen que ver con la velocidad y la sagaz mirada, pues
casi a cien metros, está un comité de bienvenida, haciendo señas del
espacio para estacionar el vehículo, luego como ya se sabe, es menester
buscar sombra, pues el lugar de comer será el mismo carro que nos
llevó, mientras se hace el esfuerzo de estacionar entre otros carros,
con sus respectivos comensales, ya le están ofreciendo la cantidad de
shucos y sus opciones, cuando uno finalmente se estaciona, ya vienen a
cincuenta metros los recientes pedidos, acabaditos de sacar del
fuego.
La competencia, ni se imagina, que hay
un comité de bienvenida, otro de atención al cliente, otro de soporte
alimenticio y otro asistente para más pedidos, o cualesquiera de las
necesidades que se tengan en el momento.
La rapidez, es otro elemento
interesante, donde los anfitriones están prontos a servir, al igual
cuando uno pide la cuenta, ya la tienen en la mano, sabiéndose hasta
cuanto tienen que dar de vuelto y definitivamente, traen sencillo, para
aceptar gustosos cualquier cantidad por propina. Finalmente, muy
educados, pero con cierto apremio, dan las gracias y se disponen a
guiar a los conductores para que puedan sacar el vehículo, apurando la
acción, pues ya está haciendo cola el próximo comensal con la ansiedad
que provoca el estar hambriento.
Ejecutivos,
vendedores, secretarias, repartidores, mensajeros, cobradores y por
supuesto, los periodistas hemos logrado satisfacer estas necesidades
alimenticias, amparadas por un par de buenos Shucos...La
confianza es plena, pues se puede ver que los encorbatados, ya traen
ésta sobre el hombre, pues la disposición es darse una buena atracada,
mientras uno esta espantando, no moscas sino vendedores de todo tipo de
productos chafas o piratas, que va desde relojes, música, películas,
estuches para celulares, joyas, zapatos y ropa de supuesta marca como
Arman, pero a precios de quemazón.
Mientras este grupo de guatemaltecos
festejamos el haber vencido a los hotdogs, por verdaderos Shucos, casi
no nos damos cuenta que alrededor de este entorno del sabor, donde las
servilletas son de papel periódico, pero no nos importa, mientras este
sabor no cambie, más que para bien y el precio continúe vigente, aunque
las bolsas de valores estén por las nubes, nos sentiremos hermanados,
sin prejuicios y saludándonos solo con la mirada, pues con ese pan en
la mano, nos importa un pepino el querer hablar. Hasta la próxima
queridos Lectores.
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