a justicia del millon de injusticias |
EDITORIAL Gracias al "Contubernio Voluntario" que se propiciara con respecto a la urgente entrega o devolución del Ex-mandatario Alfonso Portillo, para ser juzgado, vivo y liberado, por las autoridades completamente cegadas por la justicia, ahora sabemos cuanto cuesta prostituír a ésta dama de los principios legales, en un mundo torcido de estados de derecho. Hacer lo que nos venga en gana, embebidos por una atosigante sed de ambición, llevarla a cabo saliendo con fama, fortuna y limpio renombre, no cuesta otra cosa que un miserable millón de quetzales. Ejemplo vivo que diera esta persona y que pasa a formar parte del oscuro equipo de entes aprovechados de un pueblo pobre, enfermo y pintado de ignorancia, al cual se le ha tenido como recipiendarios de promesas que algún día, o en alguna generación tendrán su cumplimiento, pero obviamente fuera del atolondrado contexto político. El problema lo tenemos todos, pues la politización de los organismo conformantes del Estado guatemalteco, como la Corte Suprema de Justicia, el Ejecutivo y de tajo el Congreso de la República, han permitido que su actuar sea muy cancerigeno y por supuesto los productos finales o los tan esperados resultados, no pueden tener otro matíz más que el de su propia raíz. ¿Hasta cuando los guatemaltecos tendremos que respetar a este tipo de gente que lleva el irreverencia por delante, conjuntamente con sus intereses mezquinos? Con la misma actitud indigna, donde hemos aceptado que se violen cualquier tipo de derechos, no podemos entonces, asombrarnos de tanto asesinato, robos, abusos, corrupción y todas las categorías de transas que se dan en todo nuestro territorio, que deberia ser bendito, como la tierra que produce leche y miel. Con razón tenemos que agachar la cabeza y aceptar que somos el país en vías de desarrollo o mejor dicho subdesarrollados, como una horda salvaje que tiene que pasar todo un proceso de desarrollo sustentable, pero a través de otros pueblos amigos que nos miran con lástima o con la tristeza de que somos una nación de aguambados, pues sabiendo que tenemos una justicia realmente ciega, literalmente hablando, ahora que la hemos visto actuar, podemos decir con toda certeza que también tenemos una justicia estupida, pues con este tipo de actitudes, nadie edifica. Sería bueno estar ciegos, pero nunca ciegos del corazón. Un saludo sincero a Bono y U2, Profetas de los derechos humanos que cualquier ser digno debería de tener. |
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