sábado, 2 de noviembre de 2013

Takalik, escapado de la crisis

Takalik, escapado de la crisis
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Cuando el tormento llega a su verdadero nivel y uno se encuentra con la verdad de las cosas al ver la sinceridad temerosa de los amigos al comentar sus desgracias sobre el devenir de los tiempos, sin darse cuenta que están llorando sobre un plato de comida, ya es hora entonces de escapar de cualquier forma de dicha tragedia.



Y lo mejor a todas luces, es ir en busca de la naturaleza, como el mejor de los testimonios de sobrevivir a un sin fin de batallas y no solo de contar con el hecho de sobrevivirlas, sino de conquistarlas y tornarse más floreciente y eso es precisamente lo que nos quieren contar las miles de aves que viven en tal exhuberancia.

Un respiro profundo de un aíre realmente renovador, fue la primera experiencia que tuve al visitar por primera vez el sitio arqueológico Takalik Abaj, localizado en la Finca El Asintal, ubicada en el cruce del kilómetro 190.5 carretera a Coatepeque.  Una zona tapizada de maravillosos y gigantescos árboles que acompañan una carretera en principio asfaltada, pero luego empieza la verdadera aventura con un camino primitivamente milenario que nos conduce a dicha zona ancestral y aunque son un par de kilómetros para llegar a nuestro destino, parecieran muchos más, pero es por la ansiedad que sin pensarlo, el viajero trae de la ciudad misma y su propia urgencia de llegar a lo que se conoce como Takalik Maya Lodge.

En la terraza 9 del sitio Arqueológico Takalik Abaj, usted podrá pasar unos días en el resort estilo Maya, donde cada suites una interpretación actualizada de una cámara de la realeza de Takalik Abaj.
Las suites están insertadas en la montaña y construidas por artesanos locales; cada una es diferente para asegurar que su estadía en el Kacike Maya sea especial y única.

En la terraza 9 del sitio Arqueológico Takalik Abaj, usted podrá pasar unos días en el resort estilo Maya, donde cada suites una interpretación actualizada de una cámara de la realeza de Takalik Abaj.
Las suites están insertadas en la montaña y construidas por artesanos locales; cada una es diferente para asegurar que su estadía en el Kacike Maya sea especial y única.

El día realmente me sorprendió, pues de la ciudad de Guatemala, al proyecto arqueológico de Takalik abaj, fue como pasar un degrade en el clima que va desde lo grisáceo, hasta lo dorado que hacía honor al azul despejado del cielo que no podía pasar desapercibido.

El camino empedrado nos invitaba a una gran aventura,  nuestros amigos con los que viajabamos, la Familia Juarez Alvarado, al ver el camino, se llenaron de asombro, pero tambien se dieron cuenta que posiblemente la paciencia se agotaría de un momento a otro, las quejas de mi gran amigo Maynor Juarez, nos se hicieron esperar, pero había algo misterioso y encantador en el entorno,que metro a metro, nos presentaba una diversidad de flora y un torrente de increíbles sonidos de muchísimas clases de aves, que pareciera estaban participando en una gran fiesta de principios de verano, juntamente con las chicharras y palomas de castilla, que anidaban en el resguardo de cañaverales y viejos pastizales. El calor vestido de tropical, empezaba a saturar y el camino se hacía cada vez más resistente a nuestra paciencia, pero recordando el objetivo de vivir la experiencia en este ambiente milenario, seguimos rebuscando.

Nos llevamos la sorpresa de que el museo estaba en construcción y que el trabajo estaba siendo asegurado con el conocimiento académico y que el fin último era poder presentar esta cultura a las futuras generaciones, un objetivo que viajaría en el tiempo y las distancias, para que lo forjado en piedra, tuviera su merecida trascendencia en la medida de sus proyecciones.

El encuentro con esta obra en construcción, nos dio un respiro de que ya estábamos muy cerca del lugar, el camino seguía siendo empedrado y la maleza seguía siendo encantadora y finalmente, nos encontramos un Hotel Takalik, perfectamente empotrado en la naturaleza Montana. Luego de pasar a la administración, nos encaminamos a las habitaciones tipo cabañas campestres, que se fueron tornando confortables suites, a medida que íbamos acercándonos. Unas construcciones llevadas a cabo, con un propósito de convivir con la naturaleza, pero sin trastornar su propio entorno, vestidas con muebles confortables, decorados que exaltan a la naturaleza misma, ventanales, miradores y todo lo necesario para vivir los niveles de excelencia apropiados.

Con el apetito encendido, nos encaminamos al área del restaurante, donde nos recibió el único Pavo Real, con todos sus colores, sobre la cabeza de una estatua de un antiguo rey maya, engalanándolo con sus plumajes, como queriéndolo hacer vivo y como buen anfitrión de las bondades que probaríamos en éste típico restaurante.

Jugo de naranja, recién exprimido, tortillas recién salidas del comal, queso fresco, café exclusivo del lugar, frutas de la época y sin faltar los huevos al gusto y los fríjoles volteados, empezaron a encantar más nuestra estadía, en tan maravilloso lugar.

Luego del desayuno, nos dispusimos conocer el primer recorrido que se tiene programado, que es bajar la falda de una montaña y encontrarnos con un manantial y una poza hecha natural, para dimensionar el entorno y eso precisamente brinda el entorno paradisíaco, en medio de una montaña primitiva, con un barranco completamente enarbolado, donde la fiesta de las aves no deja de ser.

Nuestra caminata, que retomó su camino, para luego tomar un desvío y encaminarnos a un majestuoso mirador que nos conecta con el cielo y la tierra, para luego vivir la mejor de las experiencias convertidas en una oración, al ver al astro sol y su ocaso, hilvanado con todas las aves que cambiaron su sonido para despedirlo y conectarse con la nueva oscuridad de la noche.

Despedimos a los amigos que nos habían ido a dejar, pues ellos tenían otros rumbos y nos propusimos aprovechar el tiempo y tomar el otro paseo a pié, para conocer la producción del hule y las plantaciones de café. Si el paseo anterior nos había conectado con la naturaleza, este otro paseo nos conectaría de inmediato con el tiempo y las generaciones pasadas, con todo el esfuerzo para lograr su sustento y el sustento de las siguientes generaciones. Un proceso de café, extraído de una tierra promisoria, hacen de todo este recorrido, un verdadero encanto de querer estar continuamente conectado con la naturaleza.

Volvimos para la respectiva ducha y un baño ligero en la posa, para luego estar dispuestos y con el apetito suficiente, para enfrentarnos a las delicias de la buena cocina del lugar, por supuesto de chuparse los dedos, sin faltar la presencia del pavo real que ya exigía unos cuantos pedazos de tortilla. El agotamiento empezó a influenciarnos y era necesaria una siesta, para después vivir la experiencia de dicho ocaso.

Fue hasta en ese momento, cuando nos dimos cuenta que no había luz eléctrica, sino que las cabañas eran iluminadas con quinqués, que hacía del lugar mucho más encantador de lo que ya era, entendimos también que la luz no era tan necesaria. Los ruidos de la selva y de la montaña continuaban y sobresalía el jujeo del pavo real, que ya para ese entonces, se había ido a refugiar en las alturas de cualquier árbol, total él sabia que todos los bosques le pertenecían.

Llegó la hora de cenar y salimos alumbrados por unas linternas de mano, el restaurante ya estaba iluminado y las mesas dispuestas para sus comensales, sirviéndonos de inmediato la comida, acompañada de un buen vino, disfrutamos del lugar cada momento intensamente. El encanto de las habitaciones, con la tenue luz de los quinqués, invitaba realmente a tener una noche de armonía y paz. El sonido de las chicharras continuaba, pero más apaciblemente, hasta que un sueño profundo llegó y nos despertamos con el nuevo día, después de un baño refrescante, pedimos el desayuno en el mirador privado de la habitación y nos sorprendimos de lo maravilloso que puede ser un tiempo de comida, en medio de la naturaleza.                                             

Agradecidos con la vida, nos quisimos dar una oportunidad en el lugar y de inmediato nos encaminamos nuevamente al mirador, para hacer un poco de Aviturismo, una actividad realmente reveladora, conociendo el habitat natural de las aves y su propio entorno y el infinito colorido de sus plumajes.  Dejar una huella en la naturaleza del hacer conciente de que somos parte de un todo es realmente maravilloso.

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